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El pasado sábado 1 de diciembre
de 2012, acompañamos a nuestro amigo y compañero Blas con motivo de su
jubilación. Familiares, amigos, antiguos alumnos y compañeros, hemos
disfrutado, como no podía ser de otra manera, de una estupenda excursión al Salto del Usero en Bullas, con posterior visita a una plantación de viñas y bodega donde
catamos los vinos de la comarca. Terminamos la jornada con una estupenda comida
homenaje a Blas.
Como en tantas otras ocasiones,
ha sido él nuestro orientador y nuestro omnipresente guía, inmortalizando con
sus fotografías en cualquier lugar y en cada instante a todos y cada uno de los que
participábamos en el evento. No se ha separado de su querida cámara fotográfica
ni un momento, haciéndonos a todos protagonistas de cada instantánea.
Pero el sábado ha
sido diferente a otros días y a otras ocasiones. Tras la comida no ha tenido
más remedio que dejar a un lado su cámara, ya que él ha sido el centro de todas
las instantáneas. Él ha sido el homenajeado, por su gran labor como maestro,
como orientador y como deportista, por ser buen compañero y amigo. Lo hemos
visto emocionarse con las dedicatorias de Juan, Alicia, Claudio o Antonio y con
los regalos de familiares, compañeros y amigos.
Sería este un
artículo muy extenso si plasmara aquí todas las palabras, imágenes y emociones vividas este día, por ello, y con
permiso de su autor, transcribo la dedicatoria de Antonio Albertus, por sus
acertadas palabras y por la admiración que le tengo.
Gracias a Juan
Jodar y al equipo directivo del IES Poeta Julián Andúgar por el esfuerzo
realizado para que hayamos podido disfrutar de este inolvidable día.
Gracias Blas
por todo lo compartido y por todo lo que queda por compartir.
José
Fidel Rosillo.
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Querido Blas,
compañero siempre.
Cómo me gustaría, en este momento, tener aquella gracia que algún dios
miserable no quiso concederle a don Miguel de Cervantes – según él mismo dice, teniendo
puesto un pie en el estribo – e hilar, como mereces, este manojillo de palabras
que tanto quisieran contar para decirte. Decirte, por ejemplo, con tu querido
Lluis Llach, que “cómo podré agradecerte
todo el tiempo que llevo amándote”. “Traspasas” cuando llegas con tu voz de
“bajo abaritonado” haciéndote un hueco en el corazón de quien escucha. (Con esa
voz, digo, seguro que son todos los que en un radio no inferior al doble de lo
pretendido – o al triple, y sin exagerar, que no quisiera– han sufrido las
consecuencias de tamaña bendición). Y cuando llegas, te vas abriendo hueco,
abrigándonos las ganas, y te quedas para siempre.
No he conocido a nadie que diga más en menos tiempo, y no por la rapidez
– que las prisas, ya se sabe, son malas consejeras – sino por la calidez. Tu
verbo es una suerte de caricia. Un regalo envuelto en el celofán de la vida. De
la vida que has vivido y compartes. Porque tus historias se apartan de los
libros, cuando los libros se cierran - ¡He
andado muchos caminos/ he abierto muchas veredas…!)– y nos haces viajeros
por tus pasos de fiesta.
Regalas cuanto tienes y lo tuyo es para todos. En este mundo de
envidias y recelos, que divide y
restringe los encuentros, te haces diferente. Decir Blas es decir amigo; insinuar
“quisiera” y ya lo tengo, pues él, “enhiesto
surtidor de sombra y sueño”, alcanza con su lanza aquello que haga falta,
para tocar el cielo.
Quijote es de aventuras imposibles; el maestro del deporte. “Desfaze” entuertos, orienta a quien se pierde y, a quien va bien, le sopla mejores vientos. ¡Eolo que nos llenas con tu ejemplo!
Sé que ahora, que escuchas con vergüenza – te miro en la distancia y roja
veo tu tez morena–, quisieras que pasara veloz este momento. ¡Déjame que te
diga, pues digo con la voz de un nosotros! ¡Que somos muchos quienes hablamos
compartiendo este mismo deseo! Escucha sin vergüenza, que a la verdad nunca hay
que cortarle los vuelos. Y no pienses, querido Woody, que eso que te sube por
los huesos, se debe al nivel del potasio, a las transaminasas que no llegaron o
a no sé qué que quedaron balbuciendo tus desvelos. ¡Eso que te sube por los
huesos es el cariño de todos los que te queremos!
A las aladas almas de las rosas…
Para empezar pedí lo que no tengo y ahora que quiero poner el final, – Contad si son catorce…– te volvería a Ítaca para que tu viaje nos
permitiera, nenaza, estar siempre contigo.
Querido Blas, compañero siempre,
¡Un placer saludarte!
En abrazo
Antonio Albertus Morales
El Raal,
30.11.12
Bullas, 01.12.12
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Gracias, Fidel. Emocionante reportaje. Como siempre, has logrado captar con tu cámara lo que se ve y lo que se siente. Impresionantes fotografías del Salto del Usero y del ambiente de todo el día.Tú sí que eres un maestro como guía y como fotógrafo¡No he aprendido yo mucho estos años contigo! Gracias por permitirme el lujazo de ser tu amigo y por darme a ayudarme a salir de mi ignorancia en tantos campos que tan bien dominas. Poblato, nos vemos en el bosque.
ResponderEliminarMi admiración, Fidel, hacia ti, a la altura de la de D. Blas. Juntos... ¡ya ni te cuento!
ResponderEliminarAbrazos a ambos y que nos sigamos recorriendo paisajes que nos lleguen al alma.