DE ANA LOURDES ROSILLO
Querido amigo:
Hace años que nos conocemos, tantos que mis primeras
palabras se echaron un pulso con la lectura de tus páginas.
Has estado siempre ahí, nunca me has defraudado. Me has
hecho reír, llorar, sentir, cantar, viajar en el tiempo. A través de la
historia, también hacia mis adentros…
Me he emocionado contigo. He conocido lugares paradisíacos,
que jamás había visionado en mi memoria viajera.
No me pidas jamás que camine sola, ya no se hacerlo:
necesito siempre de tu ejemplar abierto. Te has convertido en mi aliento, mi
diario alimento.
Y hoy 23 de abril, sueño con el día en que tus líneas
reflejen mis pensamientos, el corazón de tu portada lleve mi nombre impreso y
tus renglones sean los de mi vida, derechos.
Y hoy, en tu día, pienso en seguir compartiendo este efímero
tiempo, para comprobar en la despedida, que ya nunca seré la misma, que mi alma
engrandeciste al cerrar la tapa en piel de aquel encuentro…
Y te pido, que nunca dejes de cruzarte en las esquinas de mi
vida: yo te rescataré del olvido de aquella fría estantería, tú me evadirás
siempre de la superflua monotonía…
Ana Lourdes Rosillo. 23 de abril de 2012.
Un gran amigo para una mujer entrañablemente correspondida; el agradecimiento hace gala de ello.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Saludos.
Hola Javier.
ResponderEliminarPor suerte aún quedamos muchos correspondidos por este inseparable amigo.
Saludos.